Mis primeras experiencias relacionadas a las AFDMN comienzan
en una escuela de fútbol aproximadamente a los 6 años por iniciativa de mi
padre. Luego, junto a mis hermanos, incursionamos en la natación hasta los 11
años. A continuación cada uno comenzó un camino deportivo distinto, y así fue
como comencé a entrenar baloncesto en mi escuela, deporte que practiqué hasta
hace poco, representando a mi universidad (en Chile) y entrenando dos meses
junto a la selección de la Uam el semestre pasado, pero que abandoné por otras
orientaciones de la vida.
Paralelamente, desde los 11 años me desarrollé en el grupo
scout de mi escuela, donde permanecí 10 años realizando campamentos y
actividades en el medio natural, por lo que llevo una relación muy cercana con
la naturaleza a pesar de no tener un vasto conocimiento de montañismo ni
grandes técnicas de orientación.
Período de iniciación: 6 a 11 años
Periodo de competición: 11 a 22 años
Periodo de formación: 6 años hasta la actualidad
Recuerdo en mi infancia que luego de los entrenamientos de
fútbol, al tener un grupo tan motivado, era común quedarse jugando junto a los
profesores y compañeros después de que apagaban los focos de la cancha.
Realmente me generó un gusto muy grande por los deportes colectivos. Además, viajamos
en dos oportunidades a jugar a Argentina, donde claramente no nos fue muy bien,
pero la experiencia fue muy positiva.
Ya en la adolescencia, comencé a desarrollar una mentalidad
más competitiva y junto a dos buenos amigos representamos a nuestra escuela en
distintos lugares de la ciudad. Fue importante para generar lazos de
compañerismo y aprender a tolerar la frustración.
Mi punto suelo lo identificaría en el año 2015 que a pesar
de no haber sido un mal año, fue bajo mi nivel de entrenamiento y no estuve
dedicado a alguna formación específica, ya que entre un pre universitario y jugar ligas de fútbol, no desarrollé grandes
habilidades.
Actualmente, se cruza mi punto más alto y mi punto de inflexión al estar de intercambio en
España, ya que he pulido mi forma de pensar y estoy aprendiendo muy a gusto en
esta experiencia, lejos de mi casa y formándome en lo que quiero.
Como desafío vital, recuerdo en una ocasión que algún
miembro del grupo scout provocó un incendio del que tuvimos que hacernos cargo
muchas personas sin el conocimiento necesario. Fue un momento difícil que
sacamos adelante trabajando en conjunto, construyendo cadenas de agua desde el
río hasta el lugar donde estaba actuando el fuego.
Dentro de las influencias en mi desarrollo, identifico
varias instituciones que han contribuido de manera positiva en las actividades
físico deportivas, como lo fue la escuela de fútbol Futuro Azul, la rama de
Natación del Stade Francés, el Liceo Experimental Manuel de Salas, tanto por su
selección de Baloncesto como por su Grupo Scout y, actualmente, su Liga de Ex
alumnos de baby fútbol.
Por otro lado, siempre compartí estos espacios con buenos
amigos, por lo que en general los comentarios fueron positivos entre nosotros
mismos. Familiarmente han habido refuerzos positivos desde siempre, por lo tanto
existe un apoyo mutuo en cada una de las disciplinas que cada quién practica.
Un futuro negativo sería comenzar mi vida laboral y poco a
poco, ir alejándome de las AFDMN por algún motivo en particular. Pero veo
difícil ese camino, ya que tengo clara mi intención de dinamizar las clases de
Educación Física y generar un desarrollo integral en mis futuros alumnos y
alumnas, con salidas a la naturaleza y procurando generar un gusto por la
misma. En este sentido, mis valores y formación continua con entornos naturales
me generan grandes expectativas de educación y respeto para transmitir a los
estudiantes, así como la importancia de cuidar su cuerpo y mantenerlo sano.
Una AFDMN sostenible es una actividad que genera el menor
impacto ambiental posible.